¿Y los Ricos? Bien, Gracias (9)

Enrique Sanz Fals



El mundo está muy «mal repartido», unos pocos tienen demasiado y muchos no tienen nada o muy poco --me decía muy atinadamente un amigo hace unos días.

Ciertamente, la distancia que separa a os más pobres de los más ricos --dentro y entre los países-- es kilométrica y crece a una velocidad supersónica. El asunto es quizás más preocupante de lo que muchos piensan.

Según el Informe sobre Desarrollo Humano del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), de 1996, en el mundo hay 358 personas cuyos activos se estiman en más de mil millones de dólares cada una, con lo que, en conjunto, superan 91 total de la renta de que disponen 2400 millones de habitantes del planeta.

Las fortunas de esos 358 señores juntas rebasan el ingreso anual de un conjunto de países donde vive el 45% de la población mundial.

Hay muchos ejemplos de cómo este mundo en que vivimos está cada vez más «mal repartido». En los países del Norte vive el 25% de la población mundial; sin embargo, estos consumen el 69% de los alimentos disponibles en el planeta, el 70% de la energía, el 65% de la madera y generan el 75% de las emanaciones de dióxido de carbono y de otros gases que causan el calentamiento de la atmósfera.

Una idea más gráfica de los desequilibrios entre países ricos y pobres, la da el hecho de que las siete principales potencias económicas (Estados Unidos, Japón, Alemania, Gran Bretaña, Francia, Italia y Canadá), con solo el 13% de la población mundial, generan ellas solas cerca de las dos terceras partes de todos los bienes y servicios que se producen en el globo terráqueo completo.

El mismísimo Banco Mundial (BM) recientemente se vio obligado a reconocer la abismal diferencia entre ambos polos, al afirmar uno de sus ejecutivos: Los éxitos económicos que han ido en aumento en los países ricos contrastan con el incremento de la miseria en las naciones en desarrollo, donde existen más de 3000 millones de personas en la pobreza.

Al hablar ante la Conferencia Sur-Sur que celebraran en enero pasado el Grupo de los 77 y China en San José, Costa Rica, Richard Frank, director administrativo del BM, dijo: en las naciones pobres 1300 millones de personas reciben pagos de miseria, e indicó que nunca antes ha existido tan abismal diferencia entre las naciones pobres y ricas.

Y añadió: Mientras la pobreza se ha incrementado en las naciones subdesarrolladas, en los países ricos se duplicó el ingreso por cápita en los últimos 25 años.

Efectivamente, en las últimas dos décadas el crecimiento económico ha venido fracasando en unos 100 países, donde vive más de un tercio de la población del mundo, los cuales --en ese lapso-- sólo por la caída de los precios perdieron al menos el 50% de su capacidad exportadora. En 70 de esos países el ingreso medio es inferior al que tenían en 1980, y en 43 está por debajo del que registraban en 1970.

He aquí otro dato de cómo son expoliadas las naciones pobres: solamente en el año 1993, de los 23 billones de dólares a que ascendió el Producto arcas de los países industrializados y solo 5 billones Interno Bruto (PIB) mundial, 18 fueron a parar a las correspondieron a los países subdesarrollados, a pesar de que estos últimos tienen casi un 80% de la población del planeta.

El incremento de la pobreza en los países tercermundistas mezcla consecuencias de la crisis de la deuda externa --que hoy sobrepasa los 1,7 billones de dólares-- con efectos de las actuales políticas neoliberales, de ajuste económico y de globalización, que colocan a gran parte de la población mundial en condiciones infrahumanas, según muchos expertos.

Las políticas neoliberales y de globalización, aplicadas en los últimos años en muchos países, que prometían beneficios a ricos y pobres a corto plazo, realmente a lo que han contribuido es a ensanchar aún más el abismo entre unos y otros; e incluso a que los pobres sean absolutamente más pobres.

Así definía este drama el Comandante en Jefe Fidel Castro, al hablar en la Cumbre Mundial sobre la Alimentación, efectuada en la sede de la FAO, en Roma, en noviembre pasado: Son el capitalismo, el neoliberalIsmo, las leyes de un mercado salvaje, la deuda externa, el subdesarrollo, el intercambio desigual, los que matan a tantas personas en el mundo.

Las crecientes disparidades entre el rico y el pobre --dentro y entre los países-- continúan siendo una seria amenaza a la estabilidad y al crecimiento económico a largo plazo.

Las expresiones de optimismo de épocas pasadas han quedado en el olvido. Ya nadie habla de derrotar el hambre, como lo hicieran en otra cumbre sobre la alimentación, la de 1974, algunos políticos, entre ellos el entonces secretario de Estado norteamericano, Henry Kissinger, quien entonces afirmó: «Dentro de diez años no habrá hombre, ni mujer, ni niño que se vaya a la cama con hambre».

Ahora, 23 años después, en todo caso, se habla de reducir a la mitad el número de hambrientos (800 millones) para el año 2015, que fue el tímido objetivo fijado por la Cumbre de Roma, del pasado año, del cual diría el Presidente cubano, al dirigirse al plenario: Estas metas son, por su sola modestia, una vergüenza.



DE ESTO SE HABLA POCO O NADA EN LOS PAÍSES RICOS

-- Diariamente 68.000 personas se suman al número de individuos que viven en la pobreza absoluta en el mundo.

-- En los últimos 30 años, la participación en el ingreso mundial del 20% más pobre de la población mundial se redujo de 2,3 a 1,4%. Mientras tanto, la participación del 20% más rico aumentó de 70 a 85%.

-- El número de pobres en América Latina creció en al menos 20% en los últimos 10 años.

-- Trece millones de niños mueren cada año en el mundo, sencilla y llanamente, de hambre; es decir, 35.600 cada día.

-- En el país más rico del mundo, Estados Unidos, hay más de 35 millones de personas que padecen hambre.

-- Las naciones pobres destinan entre un 40 y un 60% del producto de sus exportaciones para el pago de la deuda externa.


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