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Afganistán: Una página de ESPAÑA ROJA

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22sep01

BIN LADEN ES UN TERRORISTA CREADO Y FINANCIADO POR LA CIA. [...]
Una de las primeras investigaciones que revelaron las operaciones encubiertas de la CIA para apoyar a los mujaidines en su lucha contra los soviéticos la realizó el reconocido periodista de The Washington Post Bob Woodward, en su libro Las guerras secretas de la CIA, publicado en 1987.

"El director de la CIA, Stansfield Turner, se había preguntado a menudo si era permisible utilizar las vidas de otras gentes para servir a los intereses geopolíticos de los Estados Unidos", relató Woodwrd: "Por primera vez, armas proporcionadas por la CIA (a los mujaidines) iban a matar a tropas regulares soviéticas. A Turner le había preocupado que la política de los Estados Unidos fuera luchar hasta que no quedara ni un afgano vivo, pero al final aceptó la operación". Woodward calculó en más de 100 millones de dólares el dinero que destinó la CIA a los mujaidines.

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Después de la gestión de Turner en la jefatura de la CIA, lo sustituyó William Casey, quien amplió la cooperación a los mujaidines. Casey consiguió el apoyo del Congreso, durante el gobierno de Ronald Reagan, para proveer sostenidamente fondos a los mujaidines que luchaban con Osama bin Laden.

ARMAS Y DINERO
Uno de los congresistas que en coordinación con Casey logró que se suministrara más apoyo decidido a los guerrilleros afganos por intermedio de la CIA fue el demócrata por Texas Charles Wilson, quien incluso realizó varios viajes a Afganistán. "Wilson descubrió en sus visitas que el mayor problema para los rebeldes eran los helicópteros soviéticos, que dominaban el aire", escribió Woodward. El congresista Wilson, un anticomunista consumado, consiguió la aprobación para que los mujaidines recibieran cañones "Oerlikon", de fabricación suiza y fuego rápido. Los norteamericanos llamaban a los insurgentes "valerosos combatientes de la libertad".

Bin Laden, entre ellos Celina Bledowska y Jonathan Bloch, autores de KGB-CIA: Intelligence and Counter-Intelligence Operations, confirman que la agencia de espionaje norteamericana era el principal aliado de los mujaidines y que había logrado que el propio Congreso acordara enviar fondos. "Los mujaidines tenían sus lobistas en el Congreso norteamericano para incrementar la ayuda de la CIA arguyendo que sólo así podrían conseguir la victoria", reportaron Bledowska y Bloch. El director de la agencia, William Casey, sabía del peligro que representaba colaborar con unos guerrilleros musulmanes completamente extremistas. Ante las críticas, Casey solía decir: "Si pudiera infiltrar el Vaticano, lo haría".
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El periodista paquistaní Ahmed Rashid, miembro del Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ), con sede en Washington, es autor de la más reciente indagación sobre la participación de la CIA en la guerra que permitió a los mujaidines capturar el poder en Afganistán. En Taliban: Militant Islam, Oil and Fundamentalism in Central Asia (Talibán: Islam militante, petróleo y fundamentalismo en Asia Central), Rashid revela que en 1986, el propio jefe de la CIA, William Casey, viajó hasta los refugios de los mujaidines en Afganistán y Paquistán para darles su respaldo. "Casey convenció al Congreso norteamericano para proveer a los mujaidines misiles antiaéreos para derribar las aeronaves soviéticas y asesores militares para las guerrillas", reportó Rashid: "La ayuda incluyó en el reclutamiento de musulmanes radicales de todo el mundo para que se unieran a los mujaidines".

MADE IN USA
[...] Osama bin Laden y sus combatientes se beneficiaron con los fondos y las armas de la CIA. Ahora los estadounidenses lo consideran su principal enemigo, luego de considerarlo "combatiente de la libertad".

"La CIA no contó con que los guerrilleros a quienes ayudaron tenían sus propios objetivos, y que su odio contra los soviéticos lo volcarían contra los norteamericanos", señaló Ahmed Rashid. Según sus cálculos, entre 1982 y 1992, alrededor de 35 mil radicales musulmanes de 43 naciones islámicas del Medio Oriente, del norte y este de Africa, así como de Asia central, tuvieron su "bautismo de fuego" peleando con los mujaidines afganos que recibían financiamiento de la CIA.

Entre ellos se encontraba Osama bin Laden. "La CIA no consideró las consecuencias de reclutar a millares de extremistas musulmanes de todo el mundo", escribió Rashid: "Los estadounidenses se dieron cuenta de los resultados cuando terroristas entrenados en Afganistán hicieron estallar bombas en el sótano del World Trade Center de Nueva York, en 1993".

Giles Foden, corresponsal en Nueva York del periódico británico "The Guardian", tuvo acceso al expediente del proceso judicial contra los extremistas que participaron en ataque a los torres gemelas en 1993.

Jeremy Schneider, abogado de uno de los acusados, al sostener su defensa llegó a decir que Osama bin Laden había sido "cliente" de la CIA. "Estados Unidos apoyó la resistencia en Afganistán (contra los soviéticos). Nosotros, los Estados Unidos, los apoyamos y los entrenamos en Afganistán. Y les entregamos armas", dijo Schneider, según el reportaje de Foden.

En una investigación realizada por un grupo de expertos de la revista "Intelligence" que publica la organización británica "Janeís", recuerdan que Osama bin Laden es hijo de ese movimiento guerrillero de Afganistán que fue financiado, entrenado y armado por la CIA. "Después de la expulsión de los soviéticos, los miles de guerrilleros musulmanes se reorganizaron bajo el control de Bin Laden". De manera que a quien se atribuye la autoría del más sangriento atentado terrorista de la historia no es otro que un engendro de los laboratorios de la Agencia Central de Inteligencia (CIA). [Fuente: Por Angel Paez del diario La República, Lima, Perú, 21sep01]

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