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La Constitución Soviética de 1936

por Lorenzo Peña


En espera de un estudio filosófico-jurídico de este texto constitucional y de la presentación del mismo que hace Stalin en su discurso, limítome de momento a:

Emil Ludwig, reseñando la historia del reconocimiento de los derechos del hombre, establece como jalones principales: la Magna Carta inglesa de 1215; la Declaration of Rights, también inglesa, de 1689; la Declaración de independencia norteamericana redactada por Thomas Jefferson en 1776; la Declaración de los derechos del hombre y del ciudadano francesa de 1789; y la Constitución soviética de 1936 (pp.146ss).

Ludwig dice (p.148):

La historia vinculará esta nueva constitución al nombre de Stalin

Señala en particular Ludwig el derecho a tener un trabajo remunerado como el principal logro. E. Ludwig añade estos datos (pp.152-3): en el plebiscito de ratificación de la Constitución soviética de 1936, 90 millones de «rusos» votaron a favor de la misma; 4 en contra. Ludwig estima que, de haberse dado verdadera y plena libertad de campaña, podrían haber votado en contra 20 millones, pero que, aun así, el resultado refleja el sentir de la mayoría de la población.

Para E. Ludwig la principal obra de un gran hombre de Estado es una producción legislativa. Cita el hecho de que Napoleón, en su edad avanzada, no se ufanaba de sus victorias militares, eclipsadas por Waterloo, pero sí del Código Civil francés de 1804, el Code Napoleón. La Constitución soviética de 1936 sería la gran y perdurable obra legislativa de Stalin, a la altura de los 3 ó 4 más grandes hitos de la historia jurídica progresiva.




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Lorenzo Peña
eroj@eroj.org
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